Estamos seguros de has escuchado la frase de la pescadilla que se muerde la cola. Pues, precisamente, eso es el uróboros, llamado también ouroboros. Pero en la cultura y simbología antigua, no se trataba de una simple pescadilla, sino de una serpiente simbólica, la más famosa y significativa de todas. ¡Te contamos más sobre este símbolo y su relación con los vikingos!
¿Qué es el uróboros?
El uróboros u ouroboros es un símbolo de carácter milenario, presente en muchas culturas. En líneas generales, las serpientes siempre han supuesto un elemento vital no solo en las culturas, sino también en las religiones. Por ejemplo, para el cristianismo supone lo prohibido y el pecado, mientras que, en China, la serpiente simboliza la sabiduría, la astucia y la intuición. Se cree que la serpiente es uno de los animales más respetados y venerados no por lo letal de sus colmillos, sino porque tiene la habilidad de mudar de piel.
Por lo tanto, la serpiente representa nuevos comienzos, renacimiento para el cuerpo y el alma. ¿Y qué tiene qué ver todo esto con los antiguos vikingos? De entre todas las serpientes, hay una que destaca y es el uróboros. Como ya adelantamos, es la representación literal de la famosa frase de la pescadilla que se muerde la cola y que, además, ha estado presente en numerosas culturas, incluyendo la vikinga.
El uróboros es una serpiente que se muerde la cola, aunque a veces se le representa como un dragón. En pocas palabras, es un animal que tiene forma de círculo. La cabeza se orienta hacia la cola y se la come (o muerde). El significado es bastante espiritual, pues representa el tiempo, la eternidad y el más allá.
El significado del ouroboros para los vikingos
La palabra ouroboros viene del griego ουροβóρος. Por un lado, tenemos el término “oura”, que significa cola y “boros”, comer. Así que, básicamente ouroboros es “el que se come la cola”. Por su simbolismo, el uróboros ha estado presente en las culturas Egipcia, Griega, en la India y en Japón, incluso en las culturas precolombinas de América.
En estas culturas, el uróboros simboliza un ciclo de evolución que se cierra sobre sí mismo; representa la dualidad del universo, la vida y la muerte. También supone la creación y la destrucción, aunque también se le simboliza como el hombre y la mujer. Incluso se asocia al ouroboros con el bien y el mal, pero como parte de un ciclo interminable.
Mientras para algunas culturas este símbolo es bastante místico y habla del equilibrio y la dualidad, para los vikingos era algo muy diferente. Según la mitología nórdica, el ouroboros era un dios-serpiente que se conocía como Jörmungandr. Este dios había sido uno de los hijos que Loki tuvo con Angrboda. Por supuesto, el mito del uróboros vikingo es de dimensiones catastróficas.
El uróboros y el Ragnarok
Cuenta la mitología que Loki y Angrboda tuvieron tres hijos. Uno de ellos era Fenrir el lobo, que “vive” encadenado por culpa de la traición de los dioses y espera ser liberado por sus hijos, que también son dos lobos y así liderar la batalla del Ragnarok. Pero en esta hazaña, Fenrir no estaría solo, sino que, además de sus hijos, tendría de aliados a sus hermanos.
Aquí es cuando entra en acción Jörmungandr como ouroboros. Te contamos que, según el mito vikingo, el hijo de Loki tenía unas dimensiones colosales. Era tan grande que podía rodear el Midgard, de esta forma, Jörmungandr abrazó el mundo de los mortales sujetándose la cola con los dientes. El objetivo del ouroboros vikingo no era solo defender el mundo humano, sino también el Yggdrasil o árbol de la vida.
Sin embargo, no todo es color de rosa en los mitos vikingos. Cuenta la leyenda que el día que el uróboros se suelte la cola será para la destrucción del mundo, es decir, el Ragnarok. Una batalla final en la que luchará con sus hermanos, pero él buscará, especialmente, vengarse de Thor. Y es que, según la leyenda, Thor, el dios del trueno, se enfrentó en algún momento al ouroboros, pero no pudo matarlo.
Más allá de ser un dios, para los vikingos el Jörmungandr o uróboros, era un vínculo entre el mundo de los vivos y los mundos invisibles. Sentían que era la conexión con la tierra de los dioses y el mundo de los muertos. Además, según los nórdicos, el uróboros era también el encargado de aportar el equilibrio entre los nueve reinos, garantizando la armonía entre estos. Por eso se decía que, el día que se soltara la cola, supondría el fin del mundo.