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Drakkar – El barco vikingo

El icónico navío 

El drakar, también conocido como långskip (barco largo), fue la icónica embarcación empleada por los vikingos durante el periodo comprendido entre los años 700 y 1000 DC.

Fue utilizado por los pueblos nórdicos en un sinfín de tareas, desde la exploración a la guerra, pasando por comercio y la pesca.

El nombre drakkar es una transformación de un antiguo término islandés usado para designar a los dragones, cuya cabeza se representaba, generalmente, tallada en madera en la proa del barco. Los drakkars vikingos fueron unos de los barcos más veloces, resistentes y más preparados para el océano Atlántico. Podían navegar en aguas bajas y atracar en cualquier parte.

Cualidades del drakkar

Eran barcos con mucha eslora en comparación con su manga, y con poco calado. Debido a estas características eran barcos rápidos, maniobrables y muy polivalentes. Realizaban navegaciones todo tipo, aunque estaban más destinados a las navegaciones costeras y fluviales. En general contaban con velas y remos para su propulsión.

Debido a su ligereza se podían varar y transportar por tierra, pudiendo salvar obstáculos cuando navegaban por ríos, propiciando así el acceso a territorios interiores. Así fue como los vikingos remontaron el río Guadalquivir y asaltaron la ciudad de Sevilla, entre otras.

Tipos de embarcaciones

Los Snnekar, llamados así por su mascarón de proa en forma de serpiente. Eran los mayores barcos de guerra. Tenían capacidad para más de 80 guerreros a bordo. Estaban equipados con 20 remos por costado.

Los Knnar eran embarcaciones lentas y robustas destinadas al comercio. Con unas dimensiones que podían alcanzar una eslora de más de 15 metros y casi 5 de manga. Eran capaces de albergar, además de las mercancías que transportaban, a unos 30 tripulantes a bordo. Realizaban regularmente travesías a Groenlandia e Islandia para proveer a sus asentamientos.

Los Drakkar son los más conocidos. Estaban también destinados a la guerra. Solían tener unos 25 metros de largo por 5 de ancho y capacidad para alrededor de 40 vikingos y contaba con 15 pares de remos.

Construcción

Generalmente, las naves vikingas contaban con una quilla, una pieza longitudinal en la parte inferior de una embarcación donde se apoya todo su armazón, plana, lo que les permitía la navegación por zonas de poco calado. El casco estaba construido con tablones de madera trincado o tingladillo, es decir, parcialmente superpuestos unos sobre otros como las tejas de un tejado, y se construía sobre una sólida quilla que, junto con la roda y el codaste, finamente curvados, componían la espina dorsal del casco. Para tapar las juntas de unión entre las planchas se utilizaba musgo o pelo de animal impregnado con brea.

La artesanía de la embarcación era rica en dibujos y formas. No tenían cubiertas y sí muchas hileras de banquillos de madera en donde se sentaban los remeros. Colocaban sus escudos a lo largo de ambos costados, entre ellos se practicaban orificios por donde se sacaban los remos y que se cerraban con una pequeña madera basculante, para evitar que entrara agua. Para fijar el mástil se colocaba en el centro un bloque de madera, y delante y detrás de este se colocaban dos “perchas” donde descansaba la vela cuando no se usaba.

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